La municipalización fallida del 010

La municipalización fallida del 010 Unión Vecinal Cesaraugusta

Me importa un carajo lo que diga la juez.
Los jueces siempre ceden al chantaje de los poderosos.

Un juzgado ha declarado nula de pleno derecho la “municipalización” de los trabajadores del 010.
Esto quier decir que jurídicamente nunca ha existido.
Y se ha declarado nula porque no se han seguido los pasos que marca el procedimiento administrativo.
Un procedimiento que obliga a todos (ciudadanos y administraciones) y que significa que todos los ciudadanos recibimos un trato equivalente por parte de la administración (por lo menos teóricamente).
Podemos decir que son las reglas del juego.
Bueno, pues un concejal ha manifestado públicamente que le da igual lo que diga la Justicia.

¿Qué está pasando en esta sociedad?

Pues, entre otras cosas, que unido a una perceptible debilidad institucional, en poco más de una generación se ha aupado al poder una juventud que adopta formas violentas (violencia verbal) que recuerda épocas ya pasadas.
La educación recibida les lleva a querer organizar un mundo construido a base de consignas (mayormente anticapitalistas) en el que la legitimidad es prerrogativa de unos pocos.
Llevan a cabo el “deseo del pueblo” en las instituciones “deslegitimando” la actuación de otros estamentos democráticos (en este caso la Justicia) cuando no coincide con dichos deseos.
No es algo muy diferente del nacionalismo excluyente catalán.
Cuando se dice que “me importa un carajo lo que diga la juez” o “los jueces siempre ceden al chantaje de los poderosos” se está evidenciando un (de momento) gesto autoritario populista. No se respetan las reglas democráticas apelando a una legitimidad (o lo que es lo mismo, legalidad) superior, paso previo a imponer restricciones a los que opinan diferente, que equivale a la desigualdad de derechos de los ciudadanos en función de lo que piensan, y todo ello porque su código moral está por encima (prácticamente) de la ley (en este caso del pronunciamiento de la Justicia), ya que la legitimidad que representan no puede ser contradicha. Este camino lleva, desgraciadamente, a acabar con la democracia.
Esta apropiación de ideales que cree en una democracia colectivizada ha producido a lo largo de la historia acontecimientos que parecen haberse olvidado.

Esperemos que se imponga la sensatez.

Constancio Navarro

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