La renovación generacional y las «banderas»

La renovación generacional y las «banderas» 1024 640 Unión Vecinal Cesaraugusta

Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta cualquier institución es la renovación generacional, sobre todo, si quiere tener una continuidad a medio o largo plazo.

Todas las razones que conozco sobre el tema me parecen una parte de la verdad, pero tengo la sensación de que hay algo con lo que no estamos acertando pues si tuviésemos el diagnóstico tendría que aparecer el tratamiento.

Quiero recordar las dos explicaciones sobre este problema que más me han convencido:

  1. Los problemas con los que se enfrentó el inicio del “asociacionismo” ya están encauzados y asumidos por las distintas Administraciones.
  2. Los actuales problemas cotidianos de las personas no son cuestiones idealistas. Ahora los partidos y sobre todo las asociaciones movilizan a la gente con “banderas”: pacifismo, feminismo, violencia machista, ecologismo, jubilación, tabaquismo, animalistas, antivacunas, anti-robotización en bancos y sanidad, y un largo etc. Incluyendo los populismos.

Si lo planteamos como un silogismo la conclusión es simple: sustituyamos aquellos problemas de principio de la democracia por alguna lucha con tirón. Pero las premisas parecen inconexas y sin conclusión. Más bien se siente que estamos en un callejón sin salida.

Os propongo un ejercicio de imaginación: supongamos un grupo compuesto a partes iguales por jóvenes y mayores con una brecha de edad entre ambos de 40 años, vamos, una reunión de nietos y abuelos.

Es fácil ver diferencias entre los componentes de un grupo respecto a los del otro, primero por su comportamiento, también por las metas que les interesan, sin descontar los métodos que proponen para conseguirlas y sin desdeñar el liderazgo, que seguro se plantea.

Sin embargo, cuando hablamos de los motivos por los que en la actualidad se llama a la gente a manifestarse existen en muchas ocasiones posicionamientos que a priori son independientes de la edad. La pregunta que surge a continuación es si las motivaciones del interés de cada grupo son compartidas o son distintas.

El planteamiento siguiente es indagar, y si existe, encontrar las causas por las que se han unificado las distintas estimulaciones de los dos conjuntos de personas, así como ver de qué forma han superado las diferencias de entendimiento entre ellos y lograr interesarse por la misma “bandera”.

Dejemos de momento la búsqueda de puntos en común y hablemos sobre las diferencias.

Las diferencias por la visión del tiempo:

  • Para los jóvenes el pasado no ha existido. El presente es una novedad.
  • Para los mayores el pasado es experiencia y en ella se basan para afrontar el presente.

El futuro y la búsqueda de soluciones de un problema:

  • Las juventudes ven el futuro lejano y ofrece tan amplias oportunidades que no importa si hay que cambiar. En otras palabras: EQUIVOCARSE ES UN DERECHO DE LOS JÓVENES.
  • Los maduros se consideran reflexivos, juiciosos, equilibrados y sensatos. El futuro lo sienten efímero y por ello creen que cualquier decisión debe ser definitiva y perdurable, es decir, la mejor posible. Se consideran LA VOZ DE LA EXPERIENCIA.

Las diferencias por las motivaciones:

  • Los que aún tienen que labrarse un futuro, el modo de ganarse la vida constituye una prioridad y todas sus acciones están condicionadas de una forma u otra por esta preocupación. BUSCAN SU VOCACIÓN Y SI ES POSIBLE PODER VIVIR DE ELLA.
  • En el otro grupo, lo primero es conservar sus ingresos durante lo que les quede de vida. Cuando quieren realizarse lo hacen con actividades que no les comprometan ni económica ni familiarmente. Ofrecen su experiencia a un futuro que, aunque les preocupa, no van a vivir y sabiendo de antemano que NADIE APRENDE EN CABEZA AJENA.

Es muy fácil sacar conclusiones, pero obtener las correctas es más complicado. Personalmente me conformaría con que cada uno sacase las suyas después de leer este artículo y reflexione sobre la renovación generacional.

Creo que también yo debo mojarme y comentar a las que he llegado. Tengo la sensación de que la pelota está en el tejado de las personas de más edad.

  • Para motivar a los jóvenes con los mismos problemas que a ellos les interesan, deben empezar por tener empatía por las del otro grupo y desechar las preocupaciones que no son comunes.
  • Si quieren sinceridad no deben forzar voluntades, y mucho menos comprarlas, aunque parezca el camino más fácil. MUCHAS INSTITUCIONES PARECEN OFICINAS DE EMPLEO PARA JÓVENES.
  • Los mayores deben aceptar que el futuro es de los jóvenes y oír sus razones más que imponer las suyas. HAY QUE COMPAGINAR EL RESPETO Y LA VANIDAD.

Lo primero que me viene a la cabeza es que, en justicia, estas premisas también deberían funcionar al revés, pero tengo el presentimiento que los mayores se quedarán solos si no son generosos y también que a ninguno de los dos grupos les preocupa esa clase de aislamiento.

El grupo de más edad, para reclutar jóvenes en sus filas, debe avanzar en medio de las contradicciones que la juventud tiene y usar toda su experiencia en no caer en argumentaciones que desanimen o, lo que es casi igual, que no les interesen.

Quizás parezca un imposible, pero debemos intentarlo.

Una última reflexión, aunque las “banderas” no son una novedad histórica, recordemos los motines del pan o el de Esquilache, si hay una sutil diferencia, ahora no son por necesidades básicas, son por principios.

Las actuales tienen más semejanza con los tumultos religiosos que se producían contra los creyentes de otras religiones o los provocados por dogmas dentro de una misma fe.

Es decir, son potencialmente PELIGROSÍSIMAS.

Daniel Portero. Presidente de la Asociación de Vecinos 1808 del Barrio de San Miguel.

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