SEGUNDO AÑO DE LOS PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS

SEGUNDO AÑO DE LOS PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS Unión Vecinal Cesaraugusta

El año pasado nacieron los presupuestos participativos en Zaragoza.

Solo participó aproximadamente un uno por ciento de la población (seis mil personas). Como cualquier nuevo proceso, presentó problemas, desajustes, fallos, que con buena voluntad se fueron subsanando en lo posible. Algunos proyectos no se ejecutaron aunque sobró dinero de otros. Pero aun así, todo fue ilusión.

Los presupuestos participativos de este segundo año van a tener un período de ejecución de dos años para evitar en parte los problemas del año pasado (el proceso es largo y queda poco tiempo para redacción de proyectos, licitación y ejecución), pero sin embargo adolecen de muchos problemas que no se han solventado.

Lo procedente habría sido reflexionar sobre lo que funcionó bien y lo que no funcionó tan bien o no funcionó el primer año e intentar corregir errores.

Pero parece que no ha sido así. Por el contrario, algunos problemas se han agudizado, hasta el punto de negarse algunas juntas de distrito a ratificar las propuestas.

Entre otros problemas, la carga de trabajo para los diferentes técnicos municipales que tienen que informar sobre la viabilidad o inviabilidad de las propuestas presentadas, todo ello sumado a sus labores diarias, lo que ha producido desajustes, con apreciaciones subjetivas y con resultados en algunos casos sorprendentes.

 

Pero es que además las mesas no han funcionado como debían funcionar, la comunicación no ha sido buena, las propuestas presentadas en su mayoría contemplan obras ordinarias de conservación del viario, edificios, etc.

En fin. Parece que la participación este año será de alrededor del 2% (12.000 personas). Si bien en pocas ocasiones ha participado tanta gente en algo, no queda más remedio que decir que son participativos, pero poco.

La federación y la Unión han solicitado que ante los problemas detectados, se retrasen las votaciones para después del verano para poder arreglar los desajustes, los fallos, las prisas. Pues no.

Estamos en período preelectoral.

A la vista de la experiencia de dos presupuestos participativos, se debería mejorar sustancialmente su farragoso procedimiento. Darle una vueleta completa. Elegir entre las mil opciones posibles aquella que sea más sencilla, más fácil, que permita “consultar” a los ciudadanos sobre algo más que sobre rebajar un bordillo o cambiar los aseos en un colegio.

 

Constancio Navarro Lomba

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