Tribuna de Opinión

El Plan Integral del Barrio Oliver (PIBO), 24 años después

El Plan Integral del Barrio Oliver (PIBO), 24 años después 1024 377 Unión Vecinal Cesaraugusta

El primer PIBO se aprobó por el Pleno del Ayuntamiento el mes de julio de 1998, fruto del debate sobre el estado de la ciudad del año 1996.

Fue consensuado con todos los interesados, consiguiendo elaborar un documento “participativo, flexible y abierto”. Once años después, (2009) se delega su gestión en la Junta de Distrito. Y cinco años después (diciembre de 2014), tras un nuevo y largo proceso participativo, se aprueba el segundo PIBO, que sigue vigente, nueve años después (continúan algunas de las acciones previstas), aunque su marco temporal contemplaba el período 2015-2022.

Como su nombre indica, un plan integral debe ser un instrumento que mejore la vida de los ciudadanos, que detecte las necesidades y las carencias y que precise las medidas necesarias para solucionarlas. Después de analizar los problemas existentes (en Zaragoza existen planes integrales en el casco histórico y en el barrio Oliver), se deben identificar los objetivos a alcanzar, definir las acciones a desarrollar para alcanzarlos, plantear un plazo de ejecución y elaborar unos indicadores que ayuden a determinar si los objetivos se han cumplido o no.

En el caso del PIBO se definieron tres líneas de actuación: un plan para los vecinos (con medidas relativas a la educación y la cohesión social y con la formación y el empleo), un plan para el entorno (con medidas relativas a urbanismo, vivienda y un espacio público y a los servicios públicos y mejora del paisaje urbano) y un plan para la participación (con medidas relativas a la administración y a la ciudadanía).

Problemas de financiación, de ejecución, de supervisión, etc. han convertido el PIBO en algo agotado. Se siguen desarrollando acciones como ayudas a comedores en los colegios y actividades diversas para las que hay que mendigar dinero en el presupuesto municipal cada año.  Por otra parte, cada año se repiten las mismas medidas sin que se evalúen sus resultados, habiéndose cronificado en el tiempo, por lo que deberían ser objeto de convenios específicos o su inclusión definitiva en el presupuesto municipal.

La cuestión es que 24 años después de una buena idea, puede decirse que no se ha gestionado adecuadamente y que se ha perdido el interés, por lo que debemos preguntarnos si es necesario repensar todo con clama, lo sucedido, sus consecuencias (¿ha mejorado el barrio?) y el futuro que se desea.

Constancio Navarro Lomba Presidente Unión Vecinal Cesaraugusta

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