Qué rico, y ahora ¿qué?
Qué rico, y ahora ¿qué? https://i0.wp.com/unioncesaraugusta.org/wp-content/uploads/2020/12/descarga-1.png?fit=400%2C601&ssl=1 400 601 Unión Vecinal Cesaraugusta Unión Vecinal Cesaraugusta https://i0.wp.com/unioncesaraugusta.org/wp-content/uploads/2020/12/descarga-1.png?fit=400%2C601&ssl=1- ucesaraugusta
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A todos nos encanta la buena cocina, y el aceite de oliva es esencial en la dieta mediterránea de la que tanto nos enorgullecemos los españoles. Usar un buen aceite y cambiarlo cada cierto tiempo sin dejar que se queme o adquiera sabores, es tan importante como saber dónde y cómo debemos tirarlo para ser responsables con el medio ambiente.
Dos tercios del aceite doméstico usado en España acaba en las alcantarillas con el riesgo que supone para la salud del medio ambiente y como consecuencia la nuestra.
Las cifras nos indican que vertemos al alcantarillado entre 4 y 6 litros de aceite por persona y año, lo que multiplicado por el número de personas que residimos en una ciudad, la cantidad de aceite vertido es enorme; y si un litro de aceite usado es capaz de contaminar mil litros de agua, la cantidad de agua contaminada es todavía muy superior.
No descubrimos nada nuevo si decimos que el aceite usado no se mezcla con el agua, sino que el aceite se queda en la superficie. Parte de este aceite se adhiere a las tuberías del alcantarillado de las ciudades, creando una capa de grasa que favorece la proliferación de bacterias, con los consecuentes malos olores y sirve de alimento para ciertas plagas que están cada vez más presentes en el medio urbano. El resto de estos residuos llega a nuestros ríos, embalses, lagos y mares, donde crea una película en la superficie que no permite que el oxígeno circule libremente perjudicando seriamente la flora y la fauna de su entorno.
Reciclar el aceite doméstico usado es tan sencillo como verterlo en un recipiente de plástico (nos sirve cualquier botella o envase de plástico de agua, detergente, suavizante, etc. que hayamos terminado) y depositarlo en un contenedor de aceite usado o acercarlo a un punto limpio. Ni siquiera deberíamos de enjuagar una sartén en el fregadero, aunque hayamos retirado el aceite. Yo, que tengo pueblo y el agua corriente a las casas tardó en llegar, todavía recuerdo a mi abuela limpiando la sartén con un papel de periódico con el que luego encendía el fuego o la estufa, antes de ponerla en el barreño para no ensuciar la agua con el que fregaba. Este es un hábito sencillo que todos deberíamos recuperar y no tirar por las tuberías, ni siquiera los restos.
Depositando el aceite usado en los lugares indicados colaboramos por partida múltiple con el medio ambiente; por un lado, no ofrecemos alimento extra a ciertas especies controlando así las plagas y malos olores; evitamos que se atasquen las tuberías; abaratamos los costes de los procesos depurativos; no vertemos a nuestros ríos, protegiendo la flora y la fauna de nuestro entorno; y colaboramos a que este dañino residuo se convierta en biodiésel.
La concienciación con el medio ambiente está cada vez más extendida; utilizamos bolsas reutilizables para la compra, nos trasladamos en bici, etc. Esta concienciación ha conseguido que la administración, principalmente los Ayuntamientos, se impliquen en esta tarea, creando carriles bici y pacificados y colocando contenedores donde depositar los diferentes residuos.
En nuestras calles podemos encontrar contenedores para el reciclado de plásticos, vidrio, cartón y papel y, en algunos, casos contenedores diferenciados para materia orgánica, y aceite usado. Todo lo anterior, además de la red de puntos limpios que incluye los puntos limpios fijos y móviles que se desplazan en días y horarios concretos por distintos lugares de la ciudad.
Pero si observamos el mapa existente en la web municipal, donde están ubicados los contenedores, hemos de reconocer que la mayor deficiencia la encontramos en los lugares donde depositar el aceite doméstico usado. A pesar de los esfuerzos realizados últimamente por el Ayuntamiento, en muchos casos existe un único punto en determinados distritos y en los barrios rurales son prácticamente inexistentes, lo que en ocasiones supone una distancia relativamente larga para poder deshacernos de este contaminante, suponiendo un hándicap para lograr el fin deseado.
El aceite usado es uno de los residuos más costosos y difíciles de eliminar por las depuradoras y según “Farberg” el coste de depurar el aceite usado que se vierte por las alcantarillas es 700 veces más caro que lo que paga un ciudadano por el tratamiento de las aguas residuales. Dato a tener en cuenta desde el Ayuntamiento. Resultaría beneficioso para las arcas municipales realizar una campaña de concienciación a este respecto y colocar más contenedores de aceite domestico usado que faciliten ambas tareas.
Carmen Ramo
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