El culebrón de El Portillo
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Todo comienza con la decisión de trasladar la estación de El Portillo a la Avenida de Navarra. Hay que recordar que unos años antes de tomar la decisión se había convocado un concurso para la construcción en sus inmediaciones de una estación de autobuses que centralizara todos los recorridos y evitara la dispersión de estaciones que existía en la ciudad.
Pero se toma la decisión de trasladarla del centro de la ciudad (hoy parecería mucho más adecuado que permaneciera en el centro, pero se llevó a las afueras de la ciudad) y se inaugura la flamante Estación Delicias el año 2003 (como decía un conocido escritor, Zaragoza tiene una estación que parce un aeropuerto y un aeropuerto que parece una estación). El año 2008 estaba cerca y la Expo se tocaba con las manos (se adjudica a la ciudad en diciembre de 2004). En aquella época todo valía, todo era posible.
El Plan General de Ordenación Urbana del año 2001 ya preveía tanto el desarrollo del entorno de la estación como la urbanización de los suelos de El Portillo. Y el 23 de marzo de 2002 se firma un convenio entre el entonces Ministerio de Fomento (50%), la Diputación General de Aragón (25%) y el Ayuntamiento de Zaragoza (25%) para la transformación de los suelos ferroviarios de la ciudad. Como se ve, nadie tiene mayoría.
Las posibilidades de negocio eran fabulosas para las tres administraciones (estatal, autonómica y local), de manera que los costes de las transformaciones necesarias para la ciudad, como urbanizar y edificar los suelos junto a la nueva estación e incorporar los suelos de El Portillo a la ciudad, podrían sufragarse con los ingresos de la venta de suelos edificables que surgirían.
Pero las cosas no fueron (y siguen sin serlo) tan bonitas como parecía que iban a ser. El año 2005 desde el Ayuntamiento se alertaba del retraso de los trámites de la urbanización y construcción de las viviendas de la Ciudad Expo (junto al edificio de la CREA) y de la Villa Expo (en Valdespartera) previstas podrían no llegar a estar para el 2008. También se contemplaba la reforma integral de la avenida de Navarra con los beneficios obtenidos. Ese año, el Ayuntamiento aprobó el planeamiento urbanístico de las dos zonas (modificación nº 12 del Plan General). Los socios que firmaron el convenio aseguraban ese mismo año 2005 que los suelos de El Portillo y de las Delicias estarían urbanizados para la celebración de la Expo el año 2008.
El año 2006 únicamente se había licitado la construcción de la estación de cercanías en El Portillo. Nada más se hizo.
Pasó la Expo y vino la crisis inmobiliaria que dejó a la sociedad formada por las tres administraciones con “escasa capacidad financiera”, cayéndose todo el entramado que se había montado. Incluso se subastó un solar junto a la estación, parece que con un precio acordado altísimo para ver si se “animaba el mercado”. Pero ni con esas. Todo se vino abajo y empezaron los problemas.
El año 2012 se firma una adenda al convenio de 2003 mediante la que Zaragoza renuncia a muchas de las inversiones prometidas con la llegada de la alta velocidad; entre ellas, la reforma integral de la avenida de Navarra. Las vacas gordas ya eran flacas, aunque luego serían mucho más.
También el año 2012 se aprueba por el Ayuntamiento la modificación nº 87 del Plan General para que se pudiera edificar Caixaforum.
Empezaron a surgir discrepancias entre los socios de la Sociedad, como la desafectación de los terrenos ferroviarios, si generaban edificabilidad o no, cómo se pagaba el traslado de las instalaciones de control ferroviarias desde El Portillo a la estación de Delicias, quién paga la indemnización a Correos por el desalojo de las instalaciones, se tira o no el edificio, quien paga la descontaminación de los suelos, etc, etc.
A perro flaco todo son pulgas. Porque los suelos ferroviarios están contaminados por carburante (petróleo o similar) y su descontaminación es carísima; también quedó a medias el túnel que se inicia en la calle Escribá de Balaguer y acaba pasada la estación de Delicias, etc.
El año 2013 se tramita una nueva modificación del Plan General (no concluida) para intercambiar los usos residencial y terciario, trasladando la primera a las cercanías de la rotonda de la Ciudadanía, reajustando los costes de urbanización. Como no hay acuerdo, se plantean dos unidades de ejecución con costes de urbanización similares.
La sociedad promotora, Zaragoza Alta Velocidad (ZAV) ahora estaba compuesta por Adif Alta Velocidad (30%), Adif (7,5%), Renfe Operadora (12,50%), Gobierno de Aragón (25%) y Ayuntamiento de Zaragoza (25%).
El año 2015 el Ayuntamiento aprueba una nueva modificación del Plan General, la nº 118, para desbloquear los suelos, pero Adif presentó un recurso contencioso administrativo contra su aprobación.
Como puede que el lector ya esté aburrido, resumiremos diciendo que las discrepancias seguían siendo de “perras”. Finalmente, el año 2018 se alcanza un acuerdo, desistiendo el Adif del recurso y reduciendo los costes de urbanización. Todo indicaba que ese año sería el de inicio de las obras. Pero no, tampoco.
En los suelos junto a la estación de Delicias, que se expropiaron, se van levantando edificios, generando algunos beneficios (no los esperados) para la sociedad creada.
En El Portillo había que aprobar el proyecto de reparcelación que determine el reparto de costes y cuáles son esos costes. La venta del suelo del edificio de 20 alturas y 200 pisos, ahora frente a Averly, pagará una buena parte de los costes de urbanización. Pero ni aun así.
Llegamos al año 2022 y se anuncia que Adif y Ayuntamiento han llegado a un acuerdo para el que hay que firmar dos nuevos convenios. En uno de ello se fija como fecha límite para acabar con la cicatriz de los suelos de El Portillo el año 2027. En el otro se determinan las funciones concretas a realizar.
Nuevas fechas, nuevos compromisos… Veremos si esta vez se cumplen.
Constancio Navarro Lomba Presidente Unión Vecinal Cesaraugusta
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